Perdí la llave de casa. Buscándola, encontré el lapiz que había perdido la semana anterior. Como suele pasarme, encontré el lapiz en un lugar en el que ya había buscado. No es eso lo que me preocupa, sino pensar qué otra cosa tendré que perder para encontrar la llave.
Y de repente, recordando a un cronopio amigo, mi miedo se transformó en pánico:
Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.
Julio Cortázar.-
3 comentarios:
Jajaja, cuánta genialidad.
Gracias Christian!
Me pasé por tu blog, muy copado lo que hacés!
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