Olvídelo. Olvide ese idioma que cree hablar. Ahora anímese a entender, conmigo, que hay un lenguaje más profundo entre los cuerpos, entre las almas. Quizás nunca lleguemos a comprenderlo, ni usted a mí, o yo a usted. Pero habrá sido hermoso olvidar aquel idioma que no existe sin nosotros.
*
*
**