domingo, 8 de mayo de 2011

¿Es que siempre pierdo todo o que nunca encuentro nada?

Perdí la llave de casa. Buscándola, encontré el lapiz que había perdido la semana anterior. Como suele pasarme, encontré el lapiz en un lugar en el que ya había buscado. No es eso lo que me preocupa, sino pensar qué otra cosa tendré que perder para encontrar la llave.
Y de repente, recordando a un cronopio amigo, mi miedo se transformó en pánico:

Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

Julio Cortázar.-

domingo, 1 de mayo de 2011

La simplicidad de lo complejo

"Yo me pregunto por qué la realidad ha de ser simple. Mi experiencia me ha enseñado que, por el contrario, casi nunca lo es y que cuando hay algo que parece extraordinariamente claro, una acción que al parecer obedece a una causa sencilla, casi siempre hay debajo móviles más complejos. Un ejemplo de todos los días: la gente que da limosnas; en general, se considera que es más generosa y mejor que la gente que no las da. Me permitiré tratar con el mayor desdén esta teoría simplista. Cualquiera sabe que no se resuelve el problema de un mendigo (de un mendigo auténtico) con un peso o un pedazo de pan: solamente se resuelve el problema psicológico del señor que compra así, por casi nada, su tranquilidad espiritual y su título de generoso. Júzguese hasta qué punto esa gente es mezquina cuando no se decide a gastar más de un peso por día para asegurar su tranquilidad espiritual y la idea reconfortante y vanidosa de su bondad. ¡Cuánta más pureza de espíritu y cuánto más valor se requiere para sobrellevar la existencia de la miseria humana sin esta hipócrita (y usuaria) operación!"




Juan Pablo Castel, en El Túnel (o Ernesto Sábato, en una de las frases que marcó mi adolescencia para siempre).-